“Inicio este libro en Ítaca, la isla que fue patria del legendario Odiseo, nuestro Ulises. Sentado en la terraza solitaria de la pensión donde me alojo, después de un largo periplo que me ha traído hasta aquí siguiendo las huellas de la cultura griega, pienso que hay dos tipos de viaje: el que se emprende sin olvidar el regreso al hogar, por mucho tiempo que se emplee en el camino, y aquel que no busca otro fin que seguir más allá. En la isla de Ulises he completado un viaje circular, de parecida manera a como hizo aquel admirable héroe homérico, hace más de treinta siglos, cuando alcanzó a llegar a las playas de Ítaca veinte años después de haber iniciado su aventura. En un par de semanas yo también regresaré a mi patria. Pero ahora descubro que me gustaría seguir adelante, sin precisar muy bien adónde. Me acomete ese anhelo de tomar un barco, izar las velas y poner rumbo a lo desconocido, un barco como el que vi con mis hijos años atrás en el puerto de Garrucha. Siento la misma pasión que despertó esa voz de ‘más lejos, más lejos’ en el corazón de Alejandro Magno. ¿Qué buscaría aquel joven general mientras trataba de seguir y seguir más lejos y más lejos? ¿Conquistar el mundo, o alcanzar los confines de la Tierra para conocerlo todo? Quizás buscaba únicamente una vida sin patria o ser el primer habitante de la patria más grande de todas, que no es otra que la Tierra desnuda de fronteras y abierta ante el alma libre.”
Corazón de Ulises, Javier Reverte, ed. Aguilar